miércoles, 25 de marzo de 2015

El Calendario Lunar del Monolito Bennett




 Primera edición: mayo de 1984.

ISBN 950-43-0201-9

Edición digital: marzo de 2015.

Este material podrá ser reproducido, siempre y cuando la fuente sea citada.

Ó Todos los derechos reservados.



AGRADECIMIENTO: queremos agradecer la permanente e incondicional colaboración que nos prestara el Dr. Dick Edgar Ibarra Grasso; uno de los grandes de la arqueología americana. Cuya lectura de sus obras: “Ciencia en Tihuanaku y el Incario” y “Ciencia Astronómica y Sociología Incaica”, se hace indispensable para una completa compresión del presente estudio.



EL CALENDARIO LUNAR DEL MONOLITO BENNETT

 Un estudio sobre la iconografía del mismo



Por: JORGE H. FAVA



 “No ignoramos las dificultades que entraña la
interpretación y lo resbaladizo de muchas de sus
conclusiones, pero la disyuntiva es bien clara: o
renunciamos a toda interpretación o bien la
intentamos pese a todos los riesgos que ella entrañe”.
Alberto Rex González
Arte, Estructura y Arqueología


Fue a través de una carta que el Dr. Ibarra Grasso, arqueólogo entre otras tantas cosas, nos propuso el estudio de los grabados del monolito Bennett, suministrándonos una serie de informaciones que fueron la base de nuestros posteriores análisis.

    El monolito Bennett, un gigante de 7,30 m. de altura esculpido en asperón colorado y de un peso aproximado a las veinte toneladas, fue hallado por la misión francesa de 1903, aunque solo visto parcialmente. Fue el Dr. Wendell C. Bennett quien en 1932 lo desenterró totalmente, y desde entonces lleva su nombre. Dicho monolito se hallaba enterrado en la sección Sur del templete semi-subterráneo, estructura que pertenece al complejo arqueológico de Tiwanaku, Bolivia. Posteriormente fue trasladado a la ciudad de La Paz, y hoy se lo puede apreciar en el museo al aire libre en la plaza Tejada Sorzano, de dicha ciudad.

    Este monolito está considerado como la escultura:

“…más abundantemente provista de signos que se encuentra en las ruinas de Tiahuanaco, más incluso que la Puerta del Sol”.[1]

    Este monolito fue ampliamente estudiado por Arthur Posnansky, quien publicó los resultados obtenidos, conjuntamente con el análisis de otros monolitos de la cultura Tiwanacota, en la obra de dos tomos: “Tihuanacu, la Cuna del Hombre Americano”, New York, 1945. Este autor que llama al monolito Bennett “ídolo Pachamama”, suponiéndolo femenino y representando a la diosa de “Pan-llevar, Pachamama”, por su abundancia de trenzas; pretendió hallar representado aquí el mismo calendario agrícola que hallara en la Puerta del Sol.

    Otro destacado científico que estudió esta escultura más recientemente, fue el Dr. Ibarra Grasso, quien contrariamente a lo expuesto por Posnansky, la considera masculina y representando a un sacerdote-militar cumpliendo su oficio. Ibarra Grasso coincide en algunos puntos con Posnansky, en los que nosotros también coincidimos como lo veremos más adelante, pero disiente de este, considerando que los glyfos del monolito Bennett se halla representado un calendario lunar.

    En nuestra interpretación seguimos el camino propuesto por el Dr. Ibarra Grasso.

    Posnansky hizo una detallada descripción de los signos grabados en esta estatua, y en su obra encontramos además, un dibujo con desarrollo planiforme de ello que reproducimos (Lámina A).


1.- La Descripción e Interpretación del Monolito Hecha por A. Posnansky

    A continuación entraremos de lleno en la interpretación de los glyfos del monolito hecha por Posnansky, pero antes haremos una descripción del mismo utilizando para tal propósito el resumen de la descripción del autor anteriormente citado, hecho por el Dr. Ibarra Grasso, ya que su trabajo se ajusta a nuestra necesidades.

    D. Ibarra Grasso comienza su resumen diciendo que:

“La descripción que nos hace el autor (Posnansky) es muy larga, por lo cual tenemos que suprimirla en gran parte, pero aún así, lo que transcribiremos es extenso, por su importancia; en conjunto, según el mismo, las decoraciones de la estatua se distribuyen en cinco secciones:

I.                   Turbante, coronación.

II.                Cara y cabellera.

III.             Espalda, hombros y pecho.

IV.             Cinturón ventral.

V.                La saya, piernas y pies.


El monolito Bennett, que lleva el nombre de su descubridor, fue hecho trasladar
a la ciudad de La Paz por Arthur Posnansky.

      “Posnansky comienza su estudio del ídolo por la espalda, y así lo describe, pues nos dice que ‘contiene lo más importante y lo más esencial del grabado’.

    “Suprimiremos, pese a su importancia, la descripción del turbante y corona, en donde aparecen importantes figuras en número de diez, las cuales pueden verse mejor en la ilustración. Lo mismo hacemos con la descripción de la cara y cabellera, en donde el único detalle importante que podemos considerar son las trenzas, repartidas en dos grupos de siete y dos de tres, o sea un total de veinte; las mismas acaban en cabezas de rapaces…”[2]

    Ibarra Grasso en su resumen toma la parte III, o sea espalda, hombros y pecho, y cita directamente a Posnansky:

    “Lo más importante y lo más significativo del ‘ídolo magno’ de Tihuanacu, se halla expresado sin duda sobre las partes de que se puede decir que contienen la ‘vida vegetativa’ del cuerpo humano, tal como la faja frontal de la cabeza del ídolo abarca la ‘vida espiritual’ de la diosa. Es así que sobre el cuerpo de la imagen se hallaban los conocimientos calendarios, diremos de la mecánica celeste de aquella época, que describiremos al presente y que sin duda repetimos, era del final del II período o principios del III y personificaba también el súmmum teogónico.

    “En este ‘glyfo magno’, así se puede clasificarlo, vemos al centro de la espalda una imagen muy parecida a la de la parte central de la Puerta del Sol, pero bastante rudimentaria en la técnica de la ejecución y contenido ideográfico. En primer lugar es notable la cabeza… Alrededor de ésta, como en la de la imagen principal de la Puerta del Sol, principia la aureola con un cuadro que encierra dieciséis signos ‘tierra-cielo’… De ambos lados y por arriba, la ‘aureola’ está formada por dieciséis rayos que concluyen en cabezas de ‘Puma’ y al medio, en la parte superior de la aureola, se muestra un signo ‘ala’… La ‘faja ventral’ ostenta a cada lado una cabeza de ‘cóndor’, entre las cuales hay tres dibujos cruciformes que encierran crucecitas en cada una. La ‘saya’ está adornada con cuatro cabezas de ‘puma’, vistas de frente… Por encima de la cabeza de la ‘figura principal’, hay a cada lado dos grandes ‘Soles sobre signos escalonados’, semejantes a los que se hallan en el friso meándrico de la Puerta del Sol. De sus ‘Aureolas’ radian del ‘Sol derecho’, diecisiete signos ‘Astro’, seis cabezas de ‘Cóndor’ y arriba al medio un ‘Ala sencilla’… Por debajo del ‘Sol’, este descansa sobre un ‘signo escalonado’ (zócalo), que concluye a ambos lados en cabezas de ‘Cóndor’,…

    “El ‘Sol’ que se halla a la izquierda del que acabamos de describir, difiere algo del anterior. Radian de su aureola seis ‘Pumas’ o ‘Wari-Wilcas’ y dieciséis ‘rayos sin cabeza’. Al centro arriba, radia un ‘Ala’ más complicada que el ‘Ala’ correspondiente del ‘Sol’ anteriormente descripto, y por debajo, al centro de la aureola, se nota un signo ‘astro ovalado’. En el cuadro que circunda la cara solar, apenas se perciben trece signos ‘tierra y cielo’, en vez de doce, que parecen tener la cara solar descripta anteriormente. El ‘zócalo’ de este ‘Sol’ es idéntico al del anteriormente descripto, solo que, en vez de ‘cóndores’, a ambos extremos se notan cabezas de ‘puma’ o ´Wari-Wilcas’…

    “Al lado de los ‘Soles grandes’ que acabamos de describir, se hallan los brazos que se apoyan sobre el pecho del gran ídolo…

   “…Un signo de muchísima importancia y que parece colgar del ‘COLLAR’, que se extiende debajo de la quijada, es algo como un ‘emblema’ que consiste en una ‘cabeza al parecer humana’, coronada con tres signos ‘astro’, a cuyos lados existen cabezas de ‘cóndor’. A cada lado de la cara de este símbolo, cual melena, cuelgan cabezas de ‘cóndor’. Pero lo más interesante de este ‘medallón’ es, que de la cabeza, cual ‘Cuello-cuerpo’ cuelga otra cabeza circundada con marco, pero sin ‘aureola’… Este ‘cuello-cuerpo’ está atravesado en su tercera parte de arriba por algo como ‘brazos’, de los cuales a su vez y a cada lado, cuelgan en dos filas, dos cuerdas, cada una con tres circulitos, con un total de doce que probablemente significan doce ‘lunas o meses’. Esta figura que acabamos de describir representa el verdadero ‘pectoral’ del ídolo,…

    “…Ahora que finalizamos este párrafo, hay que describir todavía un emblema, probablemente de gran importancia jerárquica, que se halla sobre el abdomen y al mismo tiempo sobre la faja meándrica ventral y que consiste en una cabeza magníficamente estilizada, muy semejante a la que tiene el ‘medallón’ del ‘collar’, que se halla debajo de la quijada de la cabeza del ídolo. De esta cabeza también baja un grueso ‘cuello’, del cual radian cual brazos a cada lado y hacia arriba, cabezas de ‘cóndor’. El ‘cuello’ se apoya también sobre otra ‘cabeza sin aureola’ pero mucho más grande que circundan en un marco casi cuadrangular que apenas se puede ver, doce signos ‘tierra-cielo’…

    “De gran significado es sin duda el gran ‘CINTURÓN VENTRAL’ que circunda el cuerpo en la parte respectiva. La configuración de los grabados a la primera vista tiene similitud con el meandro calendográfico de la Puerta del Sol. Empero, cuando se revisan sus detalles, se halla, que en lugar que radien cabezas de cóndores de los ‘signos escalonados’ que componen este ‘meandro’ o ‘friso’, radian cabezas de pez. Además en vez de tener once ‘huecos’ como el ‘meandro’ de la Puerta del Sol, solo tiene diez, que se reparten en números iguales por encima y por debajo del meandro. En estos ‘huecos’ en vez de tener ‘soles’ con ‘zócalos’ como la Puerta del Sol, ostenta en ellos ‘casetas lunares’ de dos y tres pares respectivamente de ‘conchas’, de las cuales radian hacia arriba cabezas de ‘pez’ y respectivamente cabezas de ‘cóndor’. Este ‘friso’ o ‘meandro’ es el progenitor del friso de la ‘Puerta de la Luna’, de la cual también radian cabezas de ‘pez’.

    “Es interesante observar que en vez de que radiasen como en la ‘Puerta del Sol’ y en la ‘Puerta de la Luna’ las cabezas de cóndores y de pez en forma normal, es decir horizontalmente, en el friso que tratamos están volcadas hacia abajo las cabezas de ‘pez’ que ‘miran’ hacia los huecos, que están debajo del meandro…

    “Describiremos ahora ligeramente las ‘casetas lunares’ que se hallan por arriba y por debajo de este ‘meandro’, principiando con aquella que se halla debajo del ‘signo escalonado’ o ‘zócalo’ sobre el que pisa la ‘figura central’. En vez de estar, como en el ‘meandro’ de la ‘Puerta del Sol’ el ‘hueco’ por debajo del ‘meandro’ de la línea vertical-central en la que se halla situada la ‘figura principal’, está encima del ‘meandro’, aspecto que como hemos de ver en el ‘ensayo de interpretación’, tiene capital importancia. Es así que enumeraremos y describiremos los ‘huecos’ con sus ‘casetas lunares’, comenzando con el N° I que daremos al ‘hueco’ por encima del ‘meandro’ que se halla en línea con la ‘figura central’. Seguiremos con la numeración de los ‘huecos’ que se hallan encima del ‘meandro’, primeramente hacia la derecha y después hacia la izquierda. Luego, en la misma forma, de los que se hallan por debajo del mismo ‘meandro’. El ‘porqué’ de esta numeración se ha de comprender cuando tratemos la interpretación.

    “En el ‘hueco’ N° I, se halla una ‘caseta lunar’ de dos pares de ‘conchas’, de la cual radian por debajo hacia arriba dos cabezas de ‘pez’, y cuatro por arriba. En el ‘hueco’ N° VI se halla también una ‘caseta lunar’ de dos pares de conchas, del cual radian de abajo para arriba dos cabezas de ‘cóndor’, y cuatro por arriba. Del ‘hueco’ N° V radian de una ‘caseta lunar’ de tres pares de ‘conchas’, también por debajo hacia arriba, dos cabezas de ‘cóndor’ y por arriba cuatro cabezas de ‘cóndor’, las cuales salen de dos en dos de un solo cuello (cuello bipartito). Entre los dos cuellos bipartitos, sale un cuello que acaba en ‘ala’. Al otro lado del ‘meandro’, en el ‘hueco’ N° VIII, las figuras son idénticas a las del ‘hueco’ N° VI. En el ‘hueco’ N° IX, son iguales a las del N° V.

    “Ahora, describiremos las figuras que están en los ‘huecos’ por debajo del ‘meandro’. En el N° II hay una ‘caseta lunar’ con dos pares de ‘conchas’ de las cuales salen de abajo para arriba, dos cabezas de ‘pez’, y cuatro por arriba. En el ‘hueco’ N° III hay una ‘caseta lunar’ con tres pares de ‘conchas’, debajo de la cual radian hacia arriba dos cabezas de ‘pez’, y por arriba cuatro cabezas de ‘pez’, las cuales salen de dos en dos de un solo cuello bipartido. Entre los dos cuellos bipartidos, radia un cuello que acaba en ‘ala’. Del N° VII, radian de una ‘caseta lunar’ de tres pares de ‘conchas’ por debajo hacia arriba, a cada lado, dos cabezas de ‘pez’, y hacia arriba, seis cabezas de ’pez’, las cuales salen de dos en dos de un gran cuello tripartito en forma de dibujos escalonados, o sea un total en todo de diez cabezas de ‘pez’ que están encerrados en un ‘hueco’ mucho mayor que los otros y se halla situado sobre el centro del vientre e indica ‘gran jerarquía’, tanto por su situación cuanto que está grabado con mayor esmero. Posiblemente cubre el lugar de la ‘pudenda’ del ídolo.

    “Volveremos nuevamente al lado izquierdo del ‘meandro’ a los ‘huecos’ que están por debajo del mismo. El ‘hueco’ N° XII contiene una ‘caseta lunar’ de la cual salen por debajo hacia arriba dos cabezas de ‘cóndor’, y por arriba radian cuatro cabezas de ‘cóndor’. En el ‘hueco’ N° XI hay una figura idéntica a la del ‘hueco’ N° III.

    “Esta es la descripción grosso modo del ‘cinturón ventral’ del gran ídolo y en el ensayo de interpretación se verá la gran importancia que tienen sus glyfos que acabamos de describir someramente.

    “La saya, piernas y pies.

    “Por debajo del cinturón ventral se extiende algo como un vestido del ídolo, que hemos denominado ‘Saya’, en la cual se ha marcado como una partitura o, mejor dicho, pliegue de la vestimenta, las piernas de la figura, formando una ancha raya que tiene importancia para la interpretación de los grabados… Se notan igualmente, cual decorado de la ‘Saya’, ochenta y tres dobles círculos (signo ‘astro’) a la derecha, y a la izquierda noventa y cuatro. Haciendo una ligera pero concienzuda reconstrucción como se ve en el papel transparente que está sobre la Fig. 117 (Lámina B para nosotros), encima de la misma piedra del ídolo, ya que como hemos referido, se extiende la ‘saya’ por detrás hacia los pies, deberían haber habido, posiblemente en el lado derecho, quizás unos cinco círculos dobles, más, o sea más o menos un total de ciento ochenta y dos círculos dobles. Pero, aún no tomando en cuenta estos CINCO CÍRCULOS QUE SUPONEMOS QUE HABÍA en el lado derecho de la ‘saya’, siempre hay una asimetría en un lado de círculos dobles, comparado con el otro. Esta asimetría tiene esencial valor como hemos de ver más adelante, en el ‘ensayo de interpretación de los jeroglíficos del ídolo’…”[3]

    Aquí termina la descripción del monolito, pero debemos seguir con las citas, aún a riesgo de cansar al lector, ya que es necesario para una mejor comprensión de nuestro estudio.

Lámina A

     Pasamos ahora, siguiendo siempre el resumen confeccionado por el Dr. Ibarra Grasso, a la interpretación de los glyfos hecha por Posnansky:

    “C. Un ensayo de interpretación de los hieroglíficos del ídolo Pachamama, a base de deducciones correlativas a las descripciones ya descifradas de la ‘Puerta del Sol’.

    “Si no tuviéramos exactos conocimientos referentes al valor ideográfico y a la interpretación de la ‘Puerta del Sol’, sería una temeridad querer hacer comentarios en lo que se refiere a las inscripciones que ostenta la superficie de ‘ídolo magno de Tihuanacu’, que se ha venido en llamar ‘Pachamama’…

    “Por largos y concienzudos estudios sabemos hoy que las inscripciones que ostenta el ‘ídolo magno’, de que trata este capítulo, son los conocimientos calendáricos primitivos del hombre de aquella época, diremos mejor, es la gestación del ‘calendario lunar’ de la ‘puerta principal de Puma Puncu’ y posterior, la de la ‘Puerta del Sol de Kalasasaya’. Es así que el conocimiento de las inscripciones de ambas portadas calendáricas, ha servido de base para el presente ensayo de interpretación, naturalmente aún imperfecto, de los grabados de que tratamos…

    “Si observamos con detención los ‘glyfos’ de esta imagen, dejando por el momento a un lado los grabados de la faja frontal de ella, vemos algo que se parece ‘al friso de la Puerta del Sol’, con su ‘figura central’ arriba de ella. Es el ´meandro de peces’ que circunda como cinturón ventral al ídolo, arriba del cual y encima de la espalda del bulto, se nota una ‘figura humanizada’, bastante semejante a la que ostenta la citada puerta. Con esto tenemos un punto de partida y de contacto para una interpretación previa. Como en la ´Puerta del Sol’, la figura central, sin la menor duda, representa al ‘equinoccio de primavera’, o sea el ‘principio del año agrícola del hombre de los Andes’ y el ‘meandro con sus once figuras’, los restantes meses del año; tenemos forzosamente que buscar la conexión o correlación que tenga el grabado de la imagen que tratamos con los grabados de aquella.

    “El meandro del ‘ídolo magno’ se compone, en lugar de las once figuras del igual de la ‘Puerta del Sol’, solo de diez. Es así que tenemos que buscar, cual ha sido la idea del escultor, diremos del ‘sacerdote-astrónomo’, en que forma ha expresado su ‘idea calendária’. En primer lugar hay que hacer notar que el calendario no era exactamente solar, nos referimos al expresado en el ‘ídolo magno’, sino que era algo como principio de un ‘calendario lunar’, ya que los meses se manifiestan en el meandro por medio de ‘casetas lunares’.

    “Es así que vemos la ‘figura central’ situada en el ‘eje central’ de la espalda del ‘ídolo magno’ y sobre este mismo eje vertical vemos más abajo un signo ‘caseta lunar’, pero no cerrado con las líneas del meandro por el lado de arriba o lo que es lo mismo en los intersticios inferiores del meandro como en la ‘Puerta del Sol’, por lo cual conceptuamos que la ‘caseta del Sol’ que hemos marcado con el N° I en el esquema ilustrativo… pertenece a la ‘figura central y significa junto con ella el mes de Septiembre’, o el ‘principio del año’ y ‘equinoccio de Primavera’.

    “Ahora tenemos que buscar lo más esencial que ostenta la ‘Puerta del Sol’, o sea los ‘Solsticios’, que se hallan marcados al principio y al final del meandro de ese monumento por medio de Soles (al final de la Tierra), sobre los cuales está parado el ‘Corneta’…

    “Estos solsticios están marcados en los grabados del ‘ídolo magno’ según nuestro criterio, en las enormes ‘caras solares’ o ‘Lunares’ que se hallan sobre proporcionados ‘pedestales’, que contienen en su interior un signo ‘astro’, que expresaría también ‘luna’ o ‘casetas lunar’.

    “Estas ‘caras solares’ (respectivamente quizá ‘lunares’), se hallan a ambos lados de la ‘figura central’, en más altura y serían a la izquierda ‘junio’ (X), y a la derecha ‘diciembre’ (IV).

    “Ahora tenemos que buscar el equivalente del signo ‘equinoccio de otoño', que se halla en la línea central de la ‘Puerta del Sol’ por debajo del ‘meandro’.

    “Este signo como es ‘muy importante’, debe existir según la ‘asociación de ideas’ de los autores del grabado, en un sitio muy valorizado. Este sitio existe en el ‘eje vertical central’ sobre el frontis del ídolo. Según nuestro criterio personifica el “Equinoccio de Otoño’ (marzo) sobre el ‘I. M.’, la figura VII en el meandro, de gran jerarquía, con todo lo demás que se halla en el mismo ‘eje central vertical delantero’, o sea una ‘cara solar sin aureola coronada con otra cara’ y una ‘figura semejantes’ que cuelga del centro del COLLAR que ostenta la cara del ‘I. M.’, debajo de la quijada.

    “La búsqueda de los otros meses en el meandro ya es relativamente fácil si se estudia el dibujo desarrollado (Fig. 117 y 118) (Láminas A y B en nuestro estudio). Los meses que faltan ubicar, serían: octubre II, noviembre III, enero V, febrero VI, abril VIII, mayo IX, julio XI, agosto XII. Estas son las ‘casetas lunares’ que se hallan en los intersticios del meandro del ‘I. M.’, arriba y por debajo del cinturón meándrico ventral. Corresponden por encima del meandro, enero y febrero a los números V y VI, abril y mayo a los números VIII y IX, y por debajo del meandro, julio y agosto a los números XI y XII, octubre II y noviembre III.

    “Ahora falta buscar las quince figuras que se hallan a cada lado de la ‘figura central’ de la ‘Puerta del Sol’, que representan los 30 días del mes de septiembre.

    Aunque es algo aventurado nuestro parecer, conceptuamos provisionalmente las quince figuras citadas de ambos lados, como las quince figuras que se hallan a la izquierda y a la derecha de ídolo central del ‘I. M.’, marcadas con 1 hasta 30 en el esquema transparente superpuesto sobre el dibujo desarrollado (en nuestro caso Lámina B).

    “Finalizando el ensayo de interpretación, revisamos la ‘Saya’. Sabemos que tanto los sacerdotes astrónomos de Tihuanacu del II como III período, eran prolijos observadores de la mecánica celeste y seguramente consideraron necesario observar y marcar los días de cada año para saber exactamente las ‘fechas en que se encontraban’.

    “En efecto, la ‘saya’ tiene al lado derecho ‘ochenta y tres dobles círculos’, y al lado izquierdo ‘noventa y cuatro dobles círculos’. Es así como existe asimetría, según muy prolijos estudios sobre la superficie de este ídolo, no ha sido tan grande, y parece, tomando en cuenta la forma de la ‘saya’, que esta tuvo antes de desconcharse su superficie, MÁS cinco CÍRCULOS dobles, en la sección derecha… (Lámina B).

    “Según nuestro criterio, representa cada ‘círculo doble, DOS DÍAS DEL AÑO’…

    “Lo que acabamos de exponer, es según nuestros estudios y modo de pensar, por el momento, la única manera de interpretar los grabados del ‘Ídolo Magno’ de Tihuanacu”.[4]

  
Lámina B


    Terminamos aquí con las citas a Posnansky, a través del resumen hecho por Ibarra Grasso, que a su vez nosotros también tuvimos que resumir. Las citas han sido extensas, pero necesarias para una cabal comprensión de la interpretación propuesta por A. Posnansky, sobre la iconografía del monolito Bennett.

2.- Crítica de Ibarra Grasso a la Interpretación de Posnansky y su Propia Interpretación

    No trataremos aquí de la interpretación y críticas completas del Dr. Ibarra Grasso, sino solo lo que consideramos más importante y que tiene que ver directamente con nuestro propósito, es decir, de qué tipo de calendario se trata, ubicación de los meses, días, etc. Al lector interesado lo remitimos a la obra de Ibarra Grasso ya citada.

    El punto en el que coinciden estos dos investigadores es en la ubicación de los solsticios y equinoccios, pero discrepan en la época a la que corresponde el monolito. Para Posnansky, según el estilo artístico, el monolito pertenece al final del período II o principios del III, de su propia clasificación, mientras que el otro autor lo considera perteneciente plenamente al período II de Tiwanaku;[5] de la misma clasificación.[6]

    Ibarra Grasso en su libro hace una muy acertada crítica a la interpretación de Posnansky, destacando que este autor presenta un calendario:

“…que contaría con 364 días, por lo cual falta un día al año, además del bisiesto, cosa que se olvida de explicarnos…”[7]

    Posnansky pretendió hallar aquí el mismo calendario que en la Puerta del Sol, como lo dice muy claramente en su interpretación, de la cual disiente Ibarra Grasso, considerándolo de características lunares.[8] Tampoco está de acuerdo con la cuenta de los meses, creyéndola “algo discutible”.

    De la ubicación de los treinta días del mes de septiembre que hace Posnansky en su obra, nos dice el Dr. Ibarra Grasso:

“…En primer lugar, cuenta en forma algo arbitraria figuras humanas, animales y casetas lunares como si fuesen una misma cosa, a la vez que deja de contar, por ejemplo, dos sin duda importantes casetas lunares que se encuentran a los lados de la figura central de la espalda, cosa muy poco aceptable. Tampoco en su cuenta aparece ninguna clase de semana, cosa tampoco aceptable”.[9]

    Este último investigador, propone en su interpretación del conjunto de glyfos del monolito, dos tipos diferentes de calendarios lunares. En uno dice que:

“…si contamos la figura de la espalda, los dos soles-solsticiales y los 10 signos del cinturón, tendríamos 13 posibles meses que tendrían que ser de 28 días cada uno. No decimos que las cosas sean así, sino una posibilidad”.[10]

    De acuerdo a nuestra manera de pensar, y como lo veremos más adelante, este es el camino correcto, pero el autor no profundiza. Luego comenta que:

“Habría otra cuenta posible, en la cual solo se cuentan las figuras humanas y animales de toda la estatua. Comenzando por la corona, tendríamos allí nueve figuras; luego, sobre los brazos y en los costados del pecho de la estatua, tendría diez figuras, y al final, sobre el cinturón y contando la figura principal y los dos soles-solsticiales, tendríamos otras nueve figuras. Serían 28 en total, lo cual correspondería por completo a un calendario de 13 meses de 28 días; con todo no consideramos seriamente esta posibilidad”.[11]

    Aquí Ibarra Grasso comete un error de cálculo, ya que nos dice que las figuras humanas y animales de la corona del ídolo son nueve en total, cuando en realidad son diez, como lo podemos comprobar en la Lámina C, e inclusive en la cuenta hecha por Posnansky en la Lámina B. lo que nos daría un total de 29 días, lo cual es inexacto para un calendario de este tipo. Además cuenta como días figuras que indudablemente representan meses, como ya lo demostrara definitivamente Posnansky, en el caso de la figura principal y los dos soles solsticiales.

    Dentro del otro tipo de calendario Ibarra Grasso presenta en su interpretación de los grabados del monolito Bennett, desarrolla uno de características luni-solares. Para la explicación de dicho calendario citaremos directamente a este autor:

“Preferimos especular un poco en otra dirección, la cual es la diferencia que presentan los meses del cinturón de Pachamama en cuanto a tener cabezas de ave de rapiña o peces, adjuntando a lo mismo los dos soles-solsticiales, pero dejando de lado por el momento a la figura principal de la espalda, que Posnansky identifica como siendo una sola con la “caseta lunar” con cabeza de pez que está a su pie. Supondremos que se trata de meses lunares alternados de 30 y 29 días; también supondremos, en forma arbitraria no queda otro recurso, que los meses provistos del signo pez representan meses de 29 días y los con cabeza de ave meses de 30 días (podría ser al revés, sería lo mismo). Con ellos obtenemos la siguiente tabla:

                        Septiembre                 29 días, peces

                        Octubre                      29 días, peces

                        Noviembre                  29 días, peces

                        Diciembre                   30 días, cóndores

                        Enero                          30 días, cóndores

                        Febrero                       30 días, cóndores

                        Marzo                         29 días, peces

                        Abril                           30 días, cóndores

                        Mayo                          30 días, cóndores

                        Junio                           29 días, puma=peces

                        Julio                            29 días, peces

                       Agosto                         30 días, cóndores

    “Sumando cada columna, o sección resultante del año, ambas nos dan 177 días, o sea un total de 354, lo cual corresponde exactamente a un calendario luni-solar clásico, por más que la alternancia de los meses no sea exacta (lo mismo ocurre en los calendarios de la India). Nos faltaría encontrar la representación del necesario mes lunar extra cada dos o tres años, y creemos que el mismo puede estar representado por la figura humana principal de la espalda de Pachamama, con lo cual se hace un año abundante de 384 días, contando el mes intercalar como de 30 días”.[12]

    Más adelante Ibarra Grasso, que acepta como “indudable” que los círculos dobles grabados en la saya o pantalón del monolito representan dos días cada uno; desacredita la interpretación anteriormente expuesta, al afirmar:

“…que el agregado de los cinco círculos borrados hecho por Posnansky, parece totalmente evidente por la forma correspondiente de los dibujos de la estatua en su otro lado, y por la curva del pantalón que aparece en su comienzo…”[13]

    Lo que daría (sumando estos cinco círculos dobles faltantes) un total de 364 días, cantidad que no corresponde a este tipo de calendario. Y luego reconoce que:

“En realidad, si no fuera por la cuenta de los cinco círculos-dobles agregados por Posnansky, la cuenta parecería muy simple y referirse únicamente a los 354 días correspondientes a un calendario luni-solar,…”[14]

    Llegados a este punto comenzaremos a desarrollar nuestra propia interpretación.


3.- Estudio Sobre la Iconografía del Monolito Bennett. Un Calendario Lunar

    Con la completa descripción e interpretación de Arthur Posnansky, y la crítica e interpretación del Dr. Dick E. Ibarra Grasso como base, intentaremos ser lo más breve posible.

    Tratando de llevar un orden, digamos primeramente que coincidimos plenamente, al igual que Ibarra Grasso, como ya lo señaláramos; con la ubicación de los solsticios y equinoccios hecha por Posnansky. Están correctamente señalados, y de eso ya no cabe duda.

    Por otra parte los 364 días de un año lunar se hallan representados en los 182 círculos dobles (incluidos los cinco evidentemente faltantes) de la saya o pantalón del monolito; que también señalara correctamente Posnansky.

    De esta manera afirmamos anticipadamente que se trata de un calendario lunar de trece meses de 28 días cada uno (aunque generalmente considerado lunar, como advierte Ibarra Grasso, la cuenta fija de los meses, la cuenta del bisiesto, etc., son de características solares). Que además no se ajusta para nada con las distintas fases lunares, como todos los calendarios de esta clase. Tiene un año de 364 días, más cinco días complementarios que se sumaban al calendario cada período de cuatro años; solucionando de esta manera el problema de los días faltantes y el bisiesto.

    A continuación pasaremos a ubicar los signos que representan los meses, días, etc., en los glyfos del monolito; para lo que remitimos al lector a la Lámina C, con nuestra interpretación.

    Los trece meses del año tenían que estar indudablemente señalados en las diez “casetas lunares” del cinturón ventral del ídolo, más los dos soles solsticiales y la figura principal de la espalda del monolito; lo que para Posnansky representaba (nos referimos a la figura principal) el equinoccio de Primavera y el comienzo del año, y para Ibarra Grasso, también el comienzo del año, pero en el equinoccio de Otoño. Así obtenemos un total de trece meses. Ibarra Grasso vio la cuenta de los meses, como ya lo indicamos, pero solo la considera una posibilidad y no profundiza.

    Posnansky cuenta los meses en forma similar, pero empecinado en encontrar aquí el mismo calendario que hallara en la Puerta del Sol solo puede hallar doce meses, por eso suprime arbitrariamente la “caseta lunar” que se encuentra exactamente debajo de la figura principal de la espalda del “Ídolo Magno”, como él lo llama, considerándola toda una con esta figura.

    El siguiente paso es hallar los 28 días del mes. Estudiando concienzudamente la Lámina A, nos encontramos que estos se debían computar de la siguiente manera: las seis figuras humanas y animales, más el medallón que está sobre el cinturón ventral (a). Más las diez figuras humanas y animales, y el otro medallón (b) grabados sobre el pecho y los brazos del monolito. Finalmente se sumaban las diez figuras, también humanas y animales, de la corona del ídolo. Total 28 días.

    Ya vimos como A. Posnansky buscando sus treinta días del mes de Septiembre, contaba muy arbitrariamente figuras humanas y animales con casetas lunares y otros signos de menor importancia ideográfico-representativa.

    Ibarra Grasso también buscó los 28 días del mes, pero mezcla figuras humanas y animales con los soles solsticiales y la figura principal, que son signos que representan, sin lugar a dudas, meses. Además, como ya lo comentamos, comete allí un error de cálculo.

    Tenemos ahora, que los dos medallones (según Posnansky) o cetros (para Ibarra Grasso) (a y b), debido a su similitud entre sí y diferencia con respecto a las demás figurillas de los días; nos estarían indicando una clara división del mes en dos partes de catorce días cada una. En la Lámina C podemos observarlo muy bien.

    El paso siguiente es hallar las semanas; y aquí realizamos un descubrimiento importante, como lo explicamos más adelante.

    Observando detenidamente los glyfos grabados en el monolito Bennett, nos percatamos que si bien los 28 días del mes se encuentran representados en su totalidad, por motivos artísticos o de espacio, solo una semana se halla representada unificadamente, es decir, en su totalidad; dado que el resto de los días están agrupados en cantidades irregulares que nada significan. Dicha semana se encuentra señalada por las siete figurillas (una de ellas, la primera, es uno de los “cetros” o “medallones”) que están sobre el cinturón ventral de Pachamama, y que en el dibujo numeramos del uno al siete (Lámina C). Con lo que tenemos que el mes se dividía en cuatro semanas de siete días cada una.

    Cuando hablamos de un descubrimiento importante, nos estábamos refiriendo a que siempre se ha negado la existencia de la semana de siete días en la América Indígena; y aquí su cuenta aparece muy clara.

    Por otro lado tenemos que la cantidad de semanas en un mes se hallaría indicada en las cuatro figuras, que sugestivamente, son de tamaño similar a las que representan a la semana completa, y mayores a las restantes. Se ubican dos en el brazo derecho del ídolo, y dos en el izquierdo. Consideramos como muy posible esta cuenta. Las denominamos en el dibujo: primera semana, segunda, tercera y cuarta; sin que necesariamente este sea el orden de sucesión de las mismas (Lámina C).

    Las 24 horas del día las hallamos en una clara cuenta, indicadas en la suma de los apéndices que radian de cada uno de los soles solsticiales. Dicha cuenta la vio y expresó correctamente Ibarra Grasso en su libro.

    Ya tenemos el calendario prácticamente completo, con sus respectivos meses, días del mes, semanas, etc.; pero ahora llegamos a la parte más difícil de este estudio, que consiste en hallar la representación de los cinco días complementarios, que cada período de cuatro años se le agregaban, se sumaban, al calendario.

    Teóricamente y de acuerdo a lo observado anteriormente, es de esperarse que su representación sea de una limitada importancia, menor de la que revisten los símbolos de los días del mes, de los meses, y de los solsticios y equinoccios; que estén todos juntos y además deben ser cuatro y uno, es decir, cuatro iguales y el quinto distinto.

    Cuando decimos cuatro y uno, estamos significando el período que debía para que luego se agregasen los cinco días correspondientes; como lo impone este tipo de calendario lunar.

    Después de un estudio cuidadoso de los grabados del monolito, concluimos que estos cinco días tienen que estar indefectiblemente representados por las cuatro cabecitas de “halcón” y no “cóndor”, como lo señaló Ibarra Grasso; más un quinto signo, de los que Posnansky llama “signo astro”, en este caso ovalado (poco importa el nombre que se le asigne, de manera que preferimos no complicar con cambios que nada signifiquen), que sobresalen por debajo de la mano derecha del ídolo (detalle Lámina C).

    Si bien su representación no es de importancia, no debemos olvidar que su posición (en la mano derecha del ídolo) es por demás privilegiada.

Lámina C


Detalle Lámina C: los cinco días complementarios


     Es de suma importancia destacar aquí el sistema de contar que usarían los tiwanacotas, dado que toda esta tesis la hemos basado en el sistema decimal.
    Como seguramente hablarían la lengua aymara,[15] su sistema de contar no era decimal, sino senario-decimal (por seis y diez), pero a los efectos prácticos de la cuenta era como si lo fuese.

    Dick E. Ibarra Grasso, en su libro: “Argentina Indígena y Prehistoria Americana”, explica este sistema:

“La forma de contar que llega a una completa decimalización ha pasado por varias etapas: al parecer sus puntos de partida se encuentran en la forma bi-quinario-decimal de pares citada antes, donde se han simplificado los números hasta el seis, o sea los seis primeros numerales se expresan con palabras simples; luego los números siete, ocho y nueve se expresan por formas compuestas; los numerales cinco y diez pierden toda relación con mano.

    “Los numerales siete, ocho y nueve se componen primero en una forma que parece extraña. Muy pocas veces esto está claro, pero consiste en lo siguiente: siendo el seis número simple se debe contar a partir de él, y se hace de una forma que se puede traducir por “segundo seis” por el 7 (a veces también “gran seis”), “tercer seis” por el ocho, y a veces “cuarto seis” por el 9, pero más frecuentemente el 9 se expresa por “diez menos uno” o “casi diez”. Con este sistema aparece normalmente un cien expresado con una palabra simple.  Llamamos a este sistema senario-decimal, o decimalización incompleta.

    “Numerosas lenguas andinas han tenido y tienen este sistema de contar, según podemos ver en los siguientes ejemplos:”[16]

    Ibarra Grasso cita tres lenguas (Aymara, Allentiac y Atacameño), pero transcribiremos solamente la Aymara, que es la que nos interesa en este estudio:

                         “Aymara

1.      maya, mayni.

2.      paya, pani.

3.      quimsa.

4.      pusi.

5.      pisca.

6.      chocta.

7.      pacallco.

8.      quimsacallco.

9.      llallatunca.

10.  tunca.

12. tunca payani.

20. paa tunca.

                       100. pataca.

                       1000. hachu.”[17]

    De manera que la forma de contar que hemos usado es (en la práctica) la correcta.

    Un punto de importancia que debemos tratar aún, es el referido a cuando comenzaba el año.

    Como ya vimos, Posnansky lo ubicaba en el equinoccio de Primavera, por analogía con la Puerta del Sol. Pero Ibarra Grasso discrepa con el anterior investigador, y supone, orientando la estatua de acuerdo a lo soles solsticiales grabados en su espalda (solsticio de Invierno-Norte, solsticio de Verano-Sur), que debía comenzar en el equinoccio de Otoño. De todas maneras no lo da como un hecho comprobado, y mantiene sus reservas.

    Nosotros debemos confesar no tener una idea totalmente formada al respecto. Que debía comenzar en un equinoccio parece evidente, pero aún no pudimos descifrar con absoluta certeza en cual. De todas maneras vamos a sugerir una posibilidad.

    Teniendo en cuenta que los cinco días complementarios se agregaban al calendario al finalizar el último año del período de cuatro, comienzo del primer año del período siguiente, es decir “comienzo del año”; y los cuellos o apéndices de estos símbolos, están casi todos rematados con cabezas de halcones, que representan el día y por extensión la Primavera. Consideramos que la finalización y comienzo del año se producía en el equinoccio de Primavera, cuyo símbolo se hallaría maravillosamente representado en la espalda del ídolo. Es solo una posibilidad.

    Hasta aquí hemos desarrollado nuestra tesis sobre la interpretación de la iconografía de uno de los monolitos más célebres de la cultura Tiwanacota.

    Creemos hallarnos en el camino correcto, y a partir de estudios bases como los del Dr. Ibarra Grasso y el Ing. Posnansky, haber llegado a idéntico fin.

    Debemos confesar también, conjuntamente con los dos investigadores citados, que no obtuvimos el desciframiento total de los signos; aunque sí creemos haber sentado bases definitivas en la interpretación de los glyfos del monolito.[18]




[1] Ibarra Grasso: Ciencia en Tihuanaku y el Incario. Editorial Los Amigos del Libro. La Paz, 1982, pág. 276.
[2] Ibarra Grasso: ob. cit., pág. 282.
[3] Ibarra Grasso, Dick E.: ob. cit., págs. 282-289.
[4] Ibarra Grasso, Dick E.: ob. cit., págs.289-294.
[5] Ob. cit., pág 281.
[6] Según los fechados de C14 obtenidos por Ponce Sanguinés, el período II de la clasificación de Posnansky (III de P. S.), se ubica temporalmente en la mitad del siglo II D.C., hasta comienzos del siglo IV D.C. (Tiwanaku Antiguo para Bennett). Mientras que el período III de Posnansky (IV de P. S.), se situaría entre los siglos IV y VIII D.C. (Tiwanaku Clásico en Bennett).
[7] Ob. cit., pág. 295.
[8] Carta del 28 de abril de 1981.
[9] Ob. cit., pág. 320.
[10] Ídem, 317.
[11] Ídem, pág. 321.
[12] Ídem, págs. 321-322.
[13] Ídem, pág.323.
[14] Ídem, pág. 323.
[15] Ibarra Grasso, D. E.: carta del 21 de octubre de 1980.
[16] Editorial Tea. Buenos Aires, 1971. Pág. 412.
[17] Ídem, pág. 412.
[18] Opinión del profesor Ibarra Grasso sobre este estudio: “El investigador y amigo Jorge H. Fava, que está ampliando nuestro estudio sobre estos motivos del monolito Bennett, identifica un motivo que se encuentra debajo de la mano derecha (dirigida al frente) y que tiene cinco pequeños apéndices, como representando la cuenta del día que queda suelto al final del año, durante cuatro años y el bisiesto correspondiente; eso es muy probable, pero para considerarlo probado tendríamos que encontrar su repetición en otro monolito, o en la misma forma de cuenta, en alguna otra parte. Esa forma de la cuenta del bisiesto no sería originaria de estos calendarios; lo que hay que considerar es que éstos se hallan en un estado muy avanzado.
    “Tendríamos que explayarnos mucho con referencia a este monolito, pero no podemos hacerlo ahora. Basta con haber señalado en él la existencia indudable de una cuenta de 364 días, que significa un calendario con 13 meses de 28 días, para advertir que a la vez tiene que presentarse su forma invertida de las 28 constelaciones correspondientes al Zodíaco Lunar. Fava identifica una serie de figuras humanas – lo mismo que Posnansky, aunque en cuenta distinta- como representativas de los 28 días, pero también podrían corresponder a las 28 constelaciones.” (IBARRA GRASSO, Dick Edgar: La Ciencia Antigua y los Zodíacos del Viejo Mundo y América. Editorial Kier. Buenos Aires, 1995. Pág. 471).


COMO CITAR ESTE ENSAYO:

FAVA, Jorge: [1984] 2015, “El Calendario Lunar del Monolito Bennett. Un estudio sobre la iconografía del mismo”. Disponible en línea: <http://www.calendariosprecolombinos.
blogspot.com.ar/2015/03/el-calendario-lunar-del-monolito-bennett.html>. [Fecha de la
consulta: día/mes/año].